Cada abril, más de 125,000 personas visitan el desierto para el Coachella Valley Music and Arts Festival durante uno de dos fines de semana que se ofrecen a los asistentes. Aparte de los ardientes veranos en el desierto, la temporada de festivales de Coachella es, sin duda, mi época menos favorita del año — un sentimiento que es bastante común entre la gente local del Valle de Coachella.
Gracias al tráfico, clientes groseros y más, muchos tienen una relación complicada con la presencia del festival. La cuestión del dinero es discutida frecuentemente. En 2016 — el último año que se publicó la figura — la actividad económica total generada por el festival se estimó en $704 millones.
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Con esto en cuenta, el beneficio económico es innegable — especialmente porque la ciudad de Indio recibió una asignación de $106 millones para su economía por albergar el festival en el Empire Polo Club.
“El festival de música es un mal necesario para el valle”, dijo Michael Pérez, residente de Indio y Coachella, y estudiante de tercer año de ciencias biológicas en California State University, Fullerton, en inglés. “Es algo que la gente no necesariamente espera con anticipación, pero sabemos que es para bien, desde un punto de vista económico”.
De manera similar, Jami Félix, quien se mudó al Valle cuando era niña y ahora es trabajadora social para la División de Servicios Infantiles del Departamento de Servicios Sociales y Públicos del Condado de Riverside, explicó que el festival es un momento crucial de empleo para algunos de los padres con los que trabaja. Durante esos tres fines de semana — pues el evento de música country Stagecoach Festival toma lugar inmediatamente luego de Coachella —, los padres que a menudo luchan por encontrar un empleo a largo plazo no tienen que preocuparse por cómo pagarán sus facturas.
Asimismo, Félix expresó preocupaciones válidas sobre los pagos y beneficios adecuados para los trabajadores en las economías turísticas: “Muchas de las cosas comunes que vemos cuando ocurre el desarrollo en la comunidad para los turistas es que la comunidad está mal pagada y trabaja en exceso”.
Aunque las oportunidades para participar en el festival pueden parecer abundantes, la gente local tiene que ser especialmente proactiva a la hora de buscar estas oportunidades — o, alternativamente, crearlas ellos mismos. Pérez explicó que, además de sus dos trabajos regulares, va a los lugares de acampar a vender burritos a los turistas de Coachella.
Pérez también bromeó sobre su experiencia con el proceso sospechoso de conseguir un trabajo para eventos de Goldenvoice, la compañía que presenta Coachella y Stagecoach.
“Es literalmente como un trabajo clandestino”, dijo. “Tienes que hablar con un ‘tipo’, establecer una conexión y eres un empleado de alguien afuera de una minivan en el estacionamiento”.
No existe un mercado laboral centralizado para el festival y puede ser difícil discernir qué es legítimo pues los subcontratistas de Goldenvoice buscan empleados individualmente. La empresa y el gobierno local fingen preocuparse y apoyar la gente del Valle, pero cuando el Daily Trojan les pidió una declaración sobre el impacto de sus eventos en las comunidades locales, los organizadores de Coachella respondieron con un automatizado y decepcionantemente mensaje: “Ya no somos capaz de responder a estos numerosos y oportunos tipos de solicitudes. Gracias por entender”.
Indio, y los gobiernos del Valle de Coachella en general, se enorgullecen del enriquecimiento de la economía local. Sin embargo, cada vez es más evidente que simplemente se están atribuyendo el mérito de la resiliencia de sus residentes, sin tomar, realmente, una participación activa para apoyarlos.
Los residentes del Valle se apresuraron a señalar en las redes sociales que, al darle prioridad a los caprichos de los organizadores del festival, los gobiernos locales descuidan sus responsabilidades hacia las personas que realmente viven allí.
En segundo lugar, después del turismo y la hotelería, la agricultura es responsable de una contribución anual de $600 millones a la economía del Valle de Coachella. Esto solamente es posible gracias a los entre 10,000 y 16,000 trabajadores agrícolas en el condado de Riverside.
Cuentas de activistas de Instagram como @polospantryla y @laborandpower detallan cómo estos trabajadores enfrentan la falta de vivienda, inaccesibilidad a agua potable, inseguridad alimentaria y la exposición frecuente a pesticidas y químicos peligrosos. Aunque muchas organizaciones comunitarias de ayuda mutua y organizaciones sin fines de lucro hacen todo lo posible para ayudar, existe la necesidad de una intervención gubernamental más intencional.
“Crecí en la Avenida 70, así que crecí con agua con arsénico”, dijo Félix.“Tal vez sea mi parcialidad en esto, pero si tienes suficiente dinero para construir 10 nuevos hoteles, tienes suficiente dinero para construir un complejo de apartamentos para sacar a esos residentes de allí”.
Tan recientemente como 2023, se detectaron niveles peligrosos de arsénico en parques de casas móviles en el este del Valle. Estos parques albergan principalmente a trabajadores agrícolas. A pesar de esto, cuando el Daily Trojan le pidió una declaración sobre su participación en Coachella y su inadvertida falta de políticas que atiendan las necesidades de quienes viven en el Valle permanentemente, la ciudad de Indio no respondió a sus constituyentes.
Nadie niega que $704 millones no son significativos, especialmente para una comunidad de menos de 400,000 personas. Sin embargo, descuidar a algunas de las personas más esenciales del Valle deja a muchos preguntándose a dónde va todo este dinero — porque claramente no va a quienes lo necesitan.