Los espacios para el Judaísmo y la Latinidad en USC

No hay lugar para los estudiantes judíos-hispanos en el campus.

By EMMA KAHN
(Emma Olivas / Daily Trojan)

Hoy día existen más de 750.000 judíos latinoamericanos, y más de la mitad viven en los Estados Unidos. Los judíos latinoamericanos principalmente descienden de los judíos sefardíes exiliados de España y Portugal en el siglo XV, y de los judíos asquenazis que, siglos después, tuvieron que huir del este de Europa ante el cresciente antisemitismo. A pesar de sus pasados interconectados, algunos piensan que en USC las dos culturas no tienen el espacio donde coincidir y convivir. 

Grace Calderón, una estudiante de tercer año de arquitectura, es una de las pocas judías latinas de la Universidad. Calderón nació en la Ciudad de México pero creció en San Diego, celebrando todas las festividades judías, pero con un pequeño giro. 

“En mis cenas de Shabat, no siempre tenemos necesariamente comida tradicional judía, más bien muchas veces cocinamos comida mexicana”, Calderón dijo. 


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Pero, aquí en USC ella no ha podido encontrar una comunidad que la represente en su totalidad. Calderón explicó que no ha encontrado un grupo para judíos hispanos ya que siente que esta combinación no es algo muy común.

“De por sí, somos muy pocos judíos en el mundo”, dijo. “Siento que cuando le digo a gente que soy judía-mexicana, como que la gente no entiende cómo es posible. Sí siento que hay representación latina y hay representación judía, pero no siento que he visto esa mezcla entre los dos en USC”.

Algunas organizaciones tratan de dirigirse a la diversidad de sus miembros, pero no alcanzan todas las identidades. En USC Hillel, una organización judía establecida en varias universidades tanto en Estados Unidos como otros países, hay grupos de afinidad para estudiantes de ascendencia judía-rusa y judía-persa, pero no para estudiantes judíos-hispanos. Esto se debe a que no hay suficiente interés de los estudiantes en un grupo judío-hispano, dijo Rachael Cohen, la directora general de USC Hillel.   

“Encuentro que los estudiantes vienen a Hillel porque buscan conectarse con personas a través de su identidad judía, a veces más que su identidad interseccional”, Cohen dijo en inglés. “Lo que encuentro con nuestros judíos hispanos es que encuentran judíos con quienes practicar judaísmo y encuentran amigos hispanos con quienes celebrar la cultura hispana”. 

Cohen, sin embargo, expresó su deseo de ver surgir más grupos de afinidad en Hillel, explicando que siempre han querido crear un grupo de “jutinos”, con su último intento generando interés en tan solo 15 estudiantes. Aun así, siempre están preparados para apoyar los impulsos de sus alumnos.

“Hillel está completamente dirigido por estudiantes”, dijo. “Cualquier cosa que los estudiantes quieran ver, esa es la cuestión, si hay el impulso para crearla, los ayudaremos a crearlo”. 

A pesar de la falta de espacios donde convivan ambas culturas, hay lugares donde se cruzan en el campus. Beatrix Heard, una estudiante de cuarto año estudiando planificación urbana y estudios globales, es una de las fundadoras de Chavurah, una organización judía creada a comienzos del 2024. Cada semestre, el club escoge un idioma judío para estudiar, y este semestre fue el ladino. 

Ladino, también conocido como judeo-español, sefardí o judezmo, es un idioma típicamente hablado por los descendientes de los judíos sefardíes, aquellos judíos Ibéricos exiliados de España y Portugal. Una vez al mes, el club se junta para aprender sobre el idioma, comenzando con la historia de los sefardíes y las diferentes tradiciones judías en diferentes países. 

“Creo que existe una percepción, tanto dentro como fuera de la comunidad judía, de que somos una sola cosa, que somos un monolito y en parte eso se debe a que no tenemos una comunidad sefardí tan grande en Estados Unidos como en algunos países”, Heard dijo. 

También subrayó la importancia del reconocimiento igualitario de todas las identidades dentro del judaísmo. 

“Creo que queda subrepresentado o queda en manos de esas personas tener que crear esos espacios. Es trabajo de todos en una comunidad judía asegurarse de que todos se sientan cómodos, seguros y representados … Entonces creo que es realmente importante, no solo para los estudiantes latinos, sino para todos, ser conscientes de la diversidad de nuestra cultura y nuestra tradición”. 

Se siente la falta de espacios dedicados a los judíos latinoamericanos, dijo Calderón. Cada identidad tiene espacios dedicados a su representación por separado, pero existe la sensación de que no hay nadie que represente a ambas identidades.

“Si hubiera un espacio donde pudiera encontrar más gente como yo, me encantaría”, dijo. “Al final del día, juntarte con gente como tú siempre es padre. Siempre van a tener tus mismos valores, tradiciones, experiencias de vida. Pero a la misma vez, sí siento que he sentido mucho apoyo de mis amigos de todos lados”.

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