“La lógica del escorpión es que … ¡no hay lógica!” Así fue como Charly García contextualizó el título de su nuevo lanzamiento en una entrevista hecha en el 2021 con Roberto Pettinato. Después de tres años, visitas al hospital por el deterioro de su salud y numerosos litigios, salió a la luz el decimocuarto álbum del legendario músico argentino el 11 de septiembre.

El álbum, que llega siete años después de su obra anterior, “Random”, fue inicialmente recibido con sorpresa cuando se anunció antes de la pandemia. Muchos anticiparon que el rey del rock argentino se iba a quedar cómodo en su trono, construido sobre sus logros musicales.

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Dichos logros son innumerables. Ya había batido varios récords de asistencia a conciertos en la Argentina. Cantó en protesta contra la dictadura militar durante una era en que la disidencia podría haberlo llevado a la muerte. Pero no es posible predecir las acciones de Charly, porque el artista no se basa en la lógica.

“La Lógica del Escorpión” se centra en la idea de que su propia existencia ocurre por una falta de lógica. Siguiendo la lógica, un álbum nuevo de una estrella de rock establecida en los años ’70, ’80 y ’90 no debería tener mucho éxito, ya que la industria musical se basa en los gustos de las generaciones más jóvenes. Pero de forma casi rebelde, el álbum deja claro que no se conforma a las presiones del sistema dentro del cual los músicos crean su arte.

Abre con un gong, y después de algunos segundos de casi silencio, la tensión se rompe con el gruñido de Charly de “¡Rompela!” Este tema, que comparte su nombre con dicha línea, ejemplifica el carácter definitivo del álbum. Las guitarras producen notas distorsionadas que complementan una voz ya muy cruda, y el sonido resultante es uno que se inclina hacia esa crudeza. Este álbum es uno que se centra en Charly mismo, en todo su genio y sus fallas. Charly ha anunciado su retorno a la música con el estilo y la fanfarria que encanta. 

Es un contraste con su álbum previo, “Random”, en donde la crudeza se esconde entre las voces de los coristas. Pero aquí no es el caso. A pesar de que Charly le da una energía intensa a las canciones, algunas de ellas son difíciles de escuchar debido a su voz plagada de años y avatares de vida.

La voz de la estrella de rock a veces se debilita y no alcanza las notas requeridas. Esta es la primera ironía del álbum: la decisión de usar su voz sin adulterar fue completamente intencional. Matías  Sznaider, el productor del álbum, confirmó en una entrevista con Rolling Stone que “La voz está totalmente diferente a como está en ‘Random’. Acá está la voz real de él bien al frente … Escucharlo así creo que le da un plus y a más de uno le va a causar sorpresa”. 

Pero más allá de eso, al fondo queda el Charly que conocemos. Las siguientes canciones resplandecen con música y lírica entretejida con mucha sutileza y detalle. Muchos han comparado su genio musical con el de los Beatles y hasta con el mismo Mozart. Mucha de la alabanza está dedicada a su trabajo hecho entre los años ’70 hasta los ’90, pero su talento brilla en muchas partes del álbum.

Por ejemplo, “Autofemicidio”, con su letra concisa y ritmo potente, ilustra las grietas intergeneracionales resultantes de la incomprensión y de la presión de cada generación. El coro y el verso detallan cómo nos hallamos separados por las acusaciones de maldad que se asignan a los jóvenes, aunque no hay diferencia fundamental entre las generaciones.

“América” dirige la atención desde las grietas interpersonales hasta aquellas formadas a nivel social, y de una manera amplia, explica su ansiedad por el futuro del continente debido a las situaciones políticas en que se encuentran muchos países. 

“La Medicina N° 9” por otro lado, es un análisis introspectivo, y se trata de la relación que Charly tiene con la “revolución” — que no puede parar de participar en ella. El tema de “number nine” fue sacado de la canción de los Beatles titulada “Revolution Number 9”, que es como una representación abstracta de la revolución sónica, según John Lennon. Al “tomar la medicina ‘Number Nine’”, Charly retoma la revolución, como ha hecho durante toda su carrera.

Todas de las canciones descritas anteriormente se pueden encontrar en el lado A del álbum. El lado B contiene revisiones de canciones que escribió en los ’70, o versiones de algunas canciones que inspiraron su música. El álbum se puede interpretar casi como una reflexión cronológica, yendo desde lo más moderno hacia sus canciones previas, incorporando a sus héroes. No es una línea recta, pero al escuchar el álbum, uno siente que se está moviendo por la historia de Charly. 

El espíritu del álbum se encuentra en la segunda mitad. En esta porción, Charly nos da un vistazo a la música que ha creado a través de los años y quién es hoy como artista, mientras trata estos temas con una sensibilidad y cariño obvios. 

No hay mejor ejemplo que “La Pelicana y el Androide”, una canción que fue producto de una colaboración con el fallecido Luis Alberto Spinetta — también una leyenda del rock argentino en los ’80. En gran contraste con el resto del álbum, “La Pelicana” tiene un tono muy delicado, con la porción cantada por Fito Paez, usando una voz clara y melodiosa. Aquí no hay crudeza y Charly no está al frente, respetando el arte de su amigo.

El momento culminante de “La lógica” viene con el dúo de canciones “Watching the Wheels” y “La Lógica del Escorpión”; la primera es la versión castellana del tema de John Lennon, y la segunda está basada en la fábula de “La Rana y el Escorpión”. Inicialmente, al cantar “Watching the Wheels”, Charly muestra una idea de cómo se percibe a sí mismo como artista y la etapa de su vida en la que se encuentra. Ya está contento con sus logros y no hace música para tener éxito, sino por el placer de hacerla. 

“Watching the Wheels” continúa a “La Lógica del Escorpión”, y la fábula da vuelta el significado de la canción anterior. Famosamente, la fábula se trata de una rana que es picada por un escorpión a pesar de este haberle prometido lo contrario para cruzar un arroyo. Al combinar ambos temas, Charly alude a la gran ironía del concepto: como ya está retirado de estar al frente de la industria musical, sigue produciendo álbumes. Y a pesar de los defectos, este álbum es un testimonio de su talento duradero.

Charly ha lanzado una obra singular. Es cruda pero llena de sentimiento, moderna pero retrospectiva; rechaza la lógica pero está construida de forma lógica. Se puede interpretar como caótico y brillante a la vez. Y ambas interpretaciones son válidas.

El álbum sirve como un retorno triunfal para el músico; una demostración de todo lo que ha hecho, y todo lo que aún puede hacer. Se puede decir entonces que el álbum no fue necesario, con todo lo que Charly ya ha logrado. Allí reside la verdadera lógica del escorpión: “Pero no he podido evitarlo, es mi carácter — dice Charly — Bebamos por el carácter”. Y este álbum resplandece con él.