Los estudiantes de primera generación pertenecen en USC
“¡Sí se puede!” Es el dicho que los padres expresan cuando sus hijos comienzan su primer año de colegio. Está arraigado en las mentes de los estudiantes que son primera generación universitaria. Sin embargo, aún ante los miles “¡sí se puede!” y “¡échale ganas! confío en ti”, estos estudiantes pueden sentirse tímidos al estar sentados en un salón de clases y levantar la mano con la respuesta a la pregunta del profesor — la respuesta que se repite en sus mentes como una duda pero que siempre fue correcta.
Ser la primera persona de tu familia en asistir a la universidad viene con el pensamiento constante de que no perteneces. A veces, este sentimiento puede tomar el control, haciéndote perder de vista la realidad. Esto es el síndrome del impostor. El sentimiento es mayormente temporal, por lo que a continuación te presento algunas formas que pudieran ayudarte a romper ese hilo de pensamiento.
Piensa en hasta donde has llegado
Saliste hacia adelante por ti mismo, con tu pasión de estudiar y devolverle a la comunidad que te ayudó a crecer. El hecho de que tus padres hayan o no hayan asistido a la universidad no define el éxito, ya que este no se mide con títulos universitarios. La pasión que se lleva dentro es lo que realmente define tus metas y tu éxito. Es esa pasión la que te ha traído hasta aquí y con ese cambio vas a transformar las generaciones futuras. Te desarrollaste a ti mismo, sin necesidad de preguntarle a un familiar. Buscaste lo que no sabías y lo encontraste.
Tu comunidad confía en ti
Los pensamientos negativos están en tu mente. Lo que percibes como un fallo es una fantasía creada al compararte con alguien más. Piensa en esto al mirar las calles donde creciste y la gente que te ama. Todos están orgullosos de ti. Tu llegada a la universidad tiene valor; todo lo que sufriste valió la pena.
Los sueños de niñez son ahora una realidad
Piensa en cuando estabas en la primaria y visualizaste lo que deseabas ser al crecer. Esa niña ha llegado lejos. La versión pequeña de ti estaría orgullosa de donde estás porque una cosa nunca ha cambiado: la pasión y la dedicación con la que trabajas. Tu niña interior está contenta de que diste el paso para ejercer la carrera que hace algunos años era sólo un disfraz.
Las experiencias superan el aprendizaje académico
El aprendizaje a través de la experiencia supera el aprendizaje a través de los libros. Las experiencias son lecciones de la vida. Estas brindan conexiones que ningún libro puede demostrar. Por esa razón, no te avergüences de mostrar tus raíces. Ellas te formaron y te trajeron hasta aquí. En este momento, mejor enfócate en hacer crecer las ramas de tu vida.
Mantén la calma
Todo se logra con calma — no puedes ir con prisa. Por eso, al final del día, todos los graduados van a tener el mismo nombre de la universidad en su diploma. Tú lo vas a lograr. No dejes que los pensamientos negativos tomen el control. Nada es imposible cuando tienes pasión.
En fin, no estás donde estás por un accidente. Es porque estás cualificado para tu posición. Todo valdrá la pena. Las lágrimas por el estrés y los momentos en que te sientes perdido no son más que lagunas que vas a cruzar y pasos que tienes que dar. No dejes que te detengan. Confío en ti porque estamos abriendo una puerta por la que van a entrar nuestras próximas generaciones.
El síndrome del impostor es temporal, no es para siempre. Ya has logrado muchísimas cosas; imagina lo que vas a continuar logrando. Ten fe en ti, porque lo más importante es continuar por ti. Sí se puede y no tengas vergüenza de dónde creciste. Esas son tus raíces, las mismas que florecerán con ramilletes de coloridas flores.